Los filtros de celda, también llamados filtros de bolsillo, se caracterizan por su bajo costo de compra y mantenimiento, baja caída de presión y robustez; por lo que se utilizan en todos los sistemas de filtración de aire y principalmente en plantas de pintura y empresas automotrices.
Construidos con una estructura de chapa galvanizada (material elegido por su facilidad de procesamiento), los filtros están equipados con diferentes capas de tejido filtrante, de diferentes materiales elegidos según las necesidades específicas de la empresa.
En consecuencia, el filtro así creado garantiza una considerable capacidad de filtración, reteniendo una cantidad constante de polvo, ante caídas de presión muy bajas.
Cuando se requiere un filtro totalmente incinerable y por tanto desechable, el marco es de cartón troquelado sin partes metálicas y se utiliza especialmente en situaciones donde la concentración de contaminante es alta.